PRODUCCIÓN

      La música concebida para esta ópera en un acto, se crea a partir del libreto y está compuesta para 6 cantantes solistas y un ensamble instrumental de 13 músicos (violines, viola, cello, contrabajo, flauta, clarinete, trompeta, saxofón, acordeón, guitarrón chileno, vibráfono, marimba y otras percusiones) .
      Se recurre a melodías y armonías caleidoscópicas, con ritmos palpitantes, que generan un mundo sonoro vibrante y centelleante, creando un efecto envolvente y omnipresente. 
      La música, narradora de esta historia, será capaz de traspasar el velo que separa el mundo de los devotos del mundo de las animitas y a la vez religar el encuentro de ambos mundos presentes en el argumento.
      Si bien el tema emerge de la religiosidad popular, la música concebida para esta ópera no se inscribe en una raíz folclórica; más bien, en paralelo con las expresiones multiformes que adornan la existencia de las animitas, se recurre a elementos tomados de distintas tradiciones musicales que se mezclan en un todo coherente.

Cómo será la puesta en escena
La propuesta escenográfica procura diferenciar de manera clara y reconocible ante la mirada del espectador dos mundos colindantes. El mundo de los devotos, que transcurre en el telón de fondo de la obra, usando una proyección de video-animación en blanco y negro, a base de teatro de sombras; y el mundo de la animitas, que ocupa el lugar central del escenario, en que los juegos de luces y colores, crearán el espacio que habitan.